Aunque no lo necesitan, más personas eligen alimentarse sin
gluten, para bajar de peso. Pero los expertos advierten que eliminar esta
proteína no sirve para adelgazar.
Hace furor en Europa, en Hollywood son cada vez más las
celebridades que la siguen –Lady Gaga, Gwyneth Paltrow y Victoria Beckham
encabezan la lista– y en Argentina pisa fuerte. Se trata de la última tendencia
para bajar de peso: consumir productos sin gluten, los que se comercializan
para los celíacos, a pesar de no padecer la enfermedad.
Entre los objetivos de quienes eligen vivir sin gluten se
encuentra, por supuesto, perder peso –basándose en la falsa creencia de que los
alimentos sin gluten son light o de bajas calorías–, disminuir la hinchazón
abdominal que se le atribuye a esta proteína y alimentarse de manera más
saludable.
“Comer sin gluten es una más de las tantas movidas
‘pintorescas’ que existen respecto a la alimentación. Mucha gente piensa: ‘Si
el gluten le hace mal a un celíaco, a los demás también’. Sin embargo, hay que
decir que comer sin gluten no significa hacerlo de manera más saludable”, le
dijo a PERFIL Alberto Cormillot, director del Instituto Argentino de Alimentos
y Nutrición y de la licenciatura en Nutrición de la Fundación Isalud.
La especialista en nutrición Mónica Katz coincidió con esta
afirmación y agregó que los alimentos sin gluten sólo son aconsejables para dos
tipos de personas: los celíacos y los que padecen intolerancia a esta proteína,
presente en la mayoría de los cereales. “Que personas sanas se alimenten
prescindiendo del gluten es absolutamente inútil, sobre todo si se hace
creyendo que es light. La confusión y el origen de esta moda se encuentran en
el hecho de que, al eliminar el gluten, se excluyen las harinas que lo
contienen (trigo, avena, cebada y centeno) y por lo tanto se ingieren menos
calorías provenientes de harinas. Esto para muchos dietantes crónicos es una
buena coartada: siempre es mejor o ‘más glamoroso’ no tener que confesar que se
está a dieta, y decir que se evita el gluten por alguna razón o por gusto
personal”, explicó Katz.
“El problema es que, además de la moda, desde el ámbito
médico se aporta confusión porque existe cierta liviandad en la forma en que se
diagnostica la enfermedad celíaca. Eso, sin duda, representa un riesgo porque
se puede terminar en una dieta restrictiva sin necesitarlo”, opinó, por su
parte, Edgardo Smecuol, de la sección Intestino Delgado del Hospital de
Gastroenterología Carlos Udaondo.
Pacientes. Al ser consultada sobre esta dieta de moda,
Gladys Altamirano, quien además de ser celíaca es vicepresidenta de la
Asociación Celíaca Argentina, refirió: “Si una persona deja de lado el gluten
porque quiere bajar de peso, tenemos que decirle que está errando el camino.
Ocurre que tanto los productos elaborados como las premezclas que utilizamos
tienen más calorías porque están hechas a base de almidones y también son ricas
en materia grasa, que es lo que las vuelve más gustosas”.
De hecho, según Altamirano, muchos celíacos una vez
diagnosticados y ya en tratamiento aumentan de peso. “Esto pasa cuando en la
dieta libre de gluten prevalecen los farináceos. Por eso, creemos que al margen
de las modas y, desestimando objetivos basados en mitos, todos –celíacos o no
celíacos– debemos consumir en la vida diaria menos harinas y más frutas y
verduras”.
Al analizar por qué alimentarse sin gluten no se traduce en
pérdida de peso, Julio Montero, miembro de la Sociedad Argentina de Nutrición,
mencionó: “Esta proteína no se ingiere sola ni directamente: siempre está
acompañada de otros alimentos. Por eso, más allá del deseo, nunca se deja de
comer completamente y no se le puede atribuir un impacto claro sobre el peso”.
“Sin TACC”, obligatorio
Para las personas celíacas dejar de comer gluten es una
obligación. Ocurre que esta enfermedad autoinmune no puede tratarse con
medicación. Lo único es dejar de lado esta proteína contenida en el trigo, la
avena, el centeno y la cebada. De ahí que los productos puedan identificarse
con las palabras ‘Sin TACC’. “Hoy conocemos más la enfermedad y podemos
identificar pacientes asintomáticos. Sin embargo, la cara negativa es el
autodiagnóstico y la aparición de una entidad nueva que parece ser incluso más
prevalente que la celiaquía: la sensibilidad al gluten”, sostuvo Horacio
Vázquez, del Hospital Udaondo. La buena noticia es el reciente descubrimiento
–por parte de un equipo local, que trabajó con investigadores de Canadá y
Francia– de una proteína. “Se trata de Elafin, que está disminuida en el
intestino de las personas celíacas pero presente en el de las sanas. Su
administración, entonces, representaría una alternativa de tratamiento a la
actual dieta libre de gluten y, por ende, contribuiría a disminuir la
especulación de quienes no son celíacos”, completó Smecuol.
Fuente: Diario Perfil 10/05/2014
Aunque no lo necesitan, más personas eligen alimentarse sin
gluten, para bajar de peso. Pero los expertos advierten que eliminar esta
proteína no sirve para adelgazar.
Hace furor en Europa, en Hollywood son cada vez más las
celebridades que la siguen –Lady Gaga, Gwyneth Paltrow y Victoria Beckham
encabezan la lista– y en Argentina pisa fuerte. Se trata de la última tendencia
para bajar de peso: consumir productos sin gluten, los que se comercializan
para los celíacos, a pesar de no padecer la enfermedad.
Entre los objetivos de quienes eligen vivir sin gluten se
encuentra, por supuesto, perder peso –basándose en la falsa creencia de que los
alimentos sin gluten son light o de bajas calorías–, disminuir la hinchazón
abdominal que se le atribuye a esta proteína y alimentarse de manera más
saludable.
“Comer sin gluten es una más de las tantas movidas
‘pintorescas’ que existen respecto a la alimentación. Mucha gente piensa: ‘Si
el gluten le hace mal a un celíaco, a los demás también’. Sin embargo, hay que
decir que comer sin gluten no significa hacerlo de manera más saludable”, le
dijo a PERFIL Alberto Cormillot, director del Instituto Argentino de Alimentos
y Nutrición y de la licenciatura en Nutrición de la Fundación Isalud.
La especialista en nutrición Mónica Katz coincidió con esta
afirmación y agregó que los alimentos sin gluten sólo son aconsejables para dos
tipos de personas: los celíacos y los que padecen intolerancia a esta proteína,
presente en la mayoría de los cereales. “Que personas sanas se alimenten
prescindiendo del gluten es absolutamente inútil, sobre todo si se hace
creyendo que es light. La confusión y el origen de esta moda se encuentran en
el hecho de que, al eliminar el gluten, se excluyen las harinas que lo
contienen (trigo, avena, cebada y centeno) y por lo tanto se ingieren menos
calorías provenientes de harinas. Esto para muchos dietantes crónicos es una
buena coartada: siempre es mejor o ‘más glamoroso’ no tener que confesar que se
está a dieta, y decir que se evita el gluten por alguna razón o por gusto
personal”, explicó Katz.
“El problema es que, además de la moda, desde el ámbito
médico se aporta confusión porque existe cierta liviandad en la forma en que se
diagnostica la enfermedad celíaca. Eso, sin duda, representa un riesgo porque
se puede terminar en una dieta restrictiva sin necesitarlo”, opinó, por su
parte, Edgardo Smecuol, de la sección Intestino Delgado del Hospital de
Gastroenterología Carlos Udaondo.
Pacientes. Al ser consultada sobre esta dieta de moda,
Gladys Altamirano, quien además de ser celíaca es vicepresidenta de la
Asociación Celíaca Argentina, refirió: “Si una persona deja de lado el gluten
porque quiere bajar de peso, tenemos que decirle que está errando el camino.
Ocurre que tanto los productos elaborados como las premezclas que utilizamos
tienen más calorías porque están hechas a base de almidones y también son ricas
en materia grasa, que es lo que las vuelve más gustosas”.
De hecho, según Altamirano, muchos celíacos una vez
diagnosticados y ya en tratamiento aumentan de peso. “Esto pasa cuando en la
dieta libre de gluten prevalecen los farináceos. Por eso, creemos que al margen
de las modas y, desestimando objetivos basados en mitos, todos –celíacos o no
celíacos– debemos consumir en la vida diaria menos harinas y más frutas y
verduras”.
Al analizar por qué alimentarse sin gluten no se traduce en
pérdida de peso, Julio Montero, miembro de la Sociedad Argentina de Nutrición,
mencionó: “Esta proteína no se ingiere sola ni directamente: siempre está
acompañada de otros alimentos. Por eso, más allá del deseo, nunca se deja de
comer completamente y no se le puede atribuir un impacto claro sobre el peso”.
“Sin TACC”, obligatorio
Para las personas celíacas dejar de comer gluten es una
obligación. Ocurre que esta enfermedad autoinmune no puede tratarse con
medicación. Lo único es dejar de lado esta proteína contenida en el trigo, la
avena, el centeno y la cebada. De ahí que los productos puedan identificarse
con las palabras ‘Sin TACC’. “Hoy conocemos más la enfermedad y podemos
identificar pacientes asintomáticos. Sin embargo, la cara negativa es el
autodiagnóstico y la aparición de una entidad nueva que parece ser incluso más
prevalente que la celiaquía: la sensibilidad al gluten”, sostuvo Horacio
Vázquez, del Hospital Udaondo. La buena noticia es el reciente descubrimiento
–por parte de un equipo local, que trabajó con investigadores de Canadá y
Francia– de una proteína. “Se trata de Elafin, que está disminuida en el
intestino de las personas celíacas pero presente en el de las sanas. Su
administración, entonces, representaría una alternativa de tratamiento a la
actual dieta libre de gluten y, por ende, contribuiría a disminuir la
especulación de quienes no son celíacos”, completó Smecuol.
Fuente: Diario Perfil 10/05/2014
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