jueves, 23 de mayo de 2013

Crece la cantidad de pacientes celíacos y de sensibles al gluten

En nuestro país, la relación entre población y personas diagnosticadas antes era de una cada cien, y ahora es de una cada 80. Además, seis cada cien argentinos son considerados susceptibles.

Carina Luz Pérez


Crece la celiaquía, no sólo porque es realizada una búsqueda más minuciosa de casos, sino por un aumento real de pacientes. Hasta no hace mucho tiempo se hablada de una persona celíaca cada 100. Ahora esa proporción subió de una cada 80.

Además, los especialistas estiman que seis individuos de cada 100 son pacientes sensibles al gluten, es decir que no califican como celíacos porque no tienen alteraciones en la mucosa intestinal, pero registran una gran mejoría si llevan la dieta alimentaria de ellos.

Por eso, cada 5 de mayo cuando se celebra el Día Internacional del Celíaco, se hace hincapié en la necesidad de preparar a los médicos y a la población para observar algunos síntomas que pueden estar relacionados con la celiaquía, como aftas, problemas de la piel, anemias y osteopenias, por los cuales deberían hacerse un análisis de sangre para confirmar o desestimar la presencia de celiaquía.

Oscar Daffra, gastroenterólogo y coordinador del programa Vivir como Celíaco de la OSEP (Obra Social de Empleados Públicos), explicó que la aparición de nuevos casos se debe a varios factores: “El primero es que se busca más y el médico está preparado para encontrar al celíaco. Es decir, ya no sólo se trata de un niño con el abdomen distendido y diarreas frecuentes, sino que un paciente adulto con trastornos de la piel, anemia o osteoporosis también puede ser celíaco”.

“En segundo lugar –siguió–, por los programas de detección precoz como que el tiene OSEP desde hace 8 años, y en tercer término porque el trigo viene siendo manipulado genéticamente para que rinda más. Ya no es ese trigo de hace 50 años, que lo plantaban y crecía naturalmente, sino que lo han ido cruzando entre varios tipos de trigo para tener más rendimiento, mejorar la resistencia a la lluvia y a la sequía, para hacerlo más bajo porque era muy alto y ahora es un arbusto más sencillo de cosechar. Todo esto incide en la cantidad de genes que tiene el trigo y mientras más genes tiene, más proteínas hay y todo eso va a parar al cuerpo humano. Se lo mejora al trigo, pero paga consecuencias el ser humano. Por eso, hay cada vez más celíacos y cada vez más patologías de personas glutensensibles”.

Daffra detalló que una vez detectado un caso, se examina también a la familia porque puede haber más miembros que padezcan el mismo mal. Esto es así porque la celiaquía es una enfermedad hereditaria y autoinmune en la cual hay una intolerancia permanente al gluten, proteína que se encuentra en el trigo, la avena, la cebada y el centeno. La incorporación del gluten en la persona celíaca produce una lesión en el intestino delgado, lo que impide la absorción de nutrientes de los alimentos.
 

El diagnóstico cambia la vida

Caracterizada como una patología infantil, tardó unos años en relacionarse con los adultos, los cuales eran tratados por otras afecciones como problemas de constipación o, por el contrario, diarreas frecuentes.

De alguna forma, ese fue el camino de Patricia Lucero (46 años) diagnosticada hace tres meses. “Siempre estaba a dieta para mantener el peso y tal vez por eso, no era tan virulento mi caso, pero luego de un gran pico de estrés y, obviamente, con la predisposición genética, comencé a tener trastornos alimentarios, mucha inflamación, molestias y me sugirieron hacerme el análisis, que luego confirmé con la biopsia. El gran cambio es que tenés que dejar de comer las harinas que están en el 90% de nuestra dieta por una cuestión cultural. Además, a mí me encantan las cosas dulces. Pero no es dramático: tenés que aprender a comer de otra manera. Lo que sí cuesta mucho es la adaptación en las salidas sociales.

Cuando tenés una fiesta o vas a comer a otro lado, tenés que llevarte algo vos o no comer”.

Susana Castillo (42) se enteró de que es celíaca hace un año y medio, y recuerda: “Siempre estaba descompuesta, me iba sin desayunar con un vaso de agua porque todo me caía mal. A veces comía una galletita con queso y era un dolor de estómago tremendo. Desde que me enteré que soy celíaca y empecé a comer frutas y verduras y sin harina, me cambió el semblante”.

Fuente: DiarioUNO.com.ar, 05 de Mayo de 2013

No hay comentarios: