domingo, 28 de octubre de 2007

Harinas de otro costal

Están exigiendo una ley que los ampare y cuentan como se lleva una vida en la que comer un alfajor es una misión imposible.

Boom de carteles en la calle (¿campaña electoral? ¡No!) que advierten la cifra impactante: de 400 mil celíacos, menos de 30 mil saben que lo son. Más: cadenas de e-mails que llegan para que te adhieras a “La Ley Celíaca”, una banda que se llama “Los Celíacos” y Nahuel Pérez Biscayart, el actorcito del momento, que posa en las revistas con la remera-cartel: “¿Y si sos celíaco? ¡Informate!.
“Es una intolerancia de por vida al trigo, avena, cebada y centeno (TACC). Al ingerir estos alimentos, el celíaco deja de absorber nutrientes, lo cual es una carencia para el organismo”, explica Marta Beatriz Poli, presidenta del Centro de Difusión de la Celiaquía. “Se diagnostica después de haber consumido gluten. El problema es que hay enfermos que tienen síntomas y otros que no, y estos pueden aparecer a cualquier edad. Los más comunes son: la diarrea, el retraso del ciclo menstrual, la anemia, la piel y el cabello secos, y los vómitos”. Ya hay 140 mil firmas en reclamo de una ley, promovida por pacientes y amigos, para que los banquen un poco más. Buscan que la detección de la enfermedad sea rápida, la obligatoriedad de venta de productos sin gluten en lugares transitados, y declarar el 5 de mayo como “Día Nacional del Celíaco” (cuando se reunieron más de 400 manifestantes frente al Congreso Nacional).

Mercedes Pilegi
“Sólo me molesta gastar más que el resto”

Mercedes tiene 20 años y jamás probó un alfajor. Ni pastas, ni medialunas, ni pizzas de harina común. Recién empieza la carrera de Psicología y está de novia desde hace tres años. “Cuando formalizamos, la mamá de mi novio me pidió una lista de todo lo que podía comer y mi mamá le pasó un par de recetas. ¡Toda una revolución!”. Aunque para ella está todo bien, dice que jamás sintió vergüenza y que tampoco se angustió al tentarse con un alfajor.
“Me tomo la enfermedad re tranquila, no es que te conozco, te digo mi nombre, y después que soy celíaca.” Claro que está todo bien hasta cierto punto. La comida elaborada sin gluten sale casi el triple que la común, y no existen deliveries exclusivos para celíacos. “Para mí, ser celíaca significa una enfermedad que me restringe la forma de administrar la plata. Cuando salgo siempre gasto más que mis amigas, ellas toman cerveza pero yo no puedo por la malta, y tampoco puedo tomar whisky. Así que mi trago amigo es sin dudas el fernet”.

Matías Vallone
“Hay discriminación contra el celíaco”

Su mamá le hizo una torta gigante para festejar su primer añito. Pero ya para el segundo, no había más torta. A Matías, que está en 2º del Polimodal y vive en La Plata, le diagnosticaron celiaquía cuando tenía un año y medio. “No sé lo que es no ser celíaco, así que no sufro porque jamás probé ni me tienta lo otro”.
Digamos que tiene una vida común, pero cuando sus amigos salen de bailar y se compran terribles superpanchos, Matías se acuerda y protesta: “Noto cierta discriminación: por ejemplo, cuando estoy todo el día afuera de casa, me tengo que llevar prácticamente las cuatro comidas porque no existe buffet o kiosco en el que pueda comprar algo”. ¿Y si sale con una chica? Dos opciones: si la invita a tomar un helado, tiene sólo dos heladerías aptas cerca de su casa y los únicos sabores que puede pedir son los testeados, que suelen ser los clásicos (¡nada de esos gustos súper gourmet!). Y la segunda: plaza y gaseosas.

Banda: Cómico stand rock
Los celíacos es una banda de tres músicos de Capital Federal que surgió de la improvisación, en una fiesta, del tema “Soy Celíaco”. Ahora dicen: “Lo que hacemos es rock cómico. La idea es darle una vuelta de rosca positiva a la enfermedad, como dice el tema: aunque ustedes no me crean yo me río de la vida porque para ser feliz no me hace falta harina”.


Nota Suplemento Joven Diario Clarín – 26 de octubre de 2007

No hay comentarios: